Escenario

OBOES Y FAGOTES

El Congreso de Oboístas y Fagotistas de Centroamérica, COFCA 2014 concluyó el 2 de diciembre.  Se trata del primer encuentro regional de instrumentos de doble caña:  oboe y fagote.

Por Paulo Alvarado. (Foto Prensa Libre: Cortesía Paulo Alvarado)

Por Paulo Alvarado. (Foto Prensa Libre: Cortesía Paulo Alvarado)

Cuando decimos “doble caña”, normalmente nos referimos a instrumentos musicales herederos de las antiguas chirimías y bajones (que eventualmente también incluyen al corno inglés y al contrafagote); es decir, aerófonos cuya boquilla consiste en dos pequeñas lengüetas de bambú a través de las cuales se sopla para obtener ese sonido, penetrante y un tanto nasal, que les caracteriza.  Aunque existen desde hace mucho (para funciones tan alejadas del arte musical, como infundir miedo a ejércitos enemigos…) y llegan a nuestras tierras desde el Oriente y  África a través de España, no alcanzan su inicial refinamiento,  sino hasta el Barroco.  A partir de aquel tiempo el oboe se vuelve distintivo de lo pastoril, de las estampas con sabor oriental (que recuerdan su origen) y de momentos de intensidad expresiva en el registro de viento-madera.  Lo propio ocurre con el fagote, cuyo rango va desde reforzar la tesitura grave de un ensamble hasta escenas cómicas en las que figura a personas de edad avanzada.

El responsable de todo este importante movimiento es un maestro guatemalteco, el oboísta Luis Miguel de León.  Junto con sus huéspedes, los maestros ingleses Nigel Shore y Catherine Larsen-Maguire —quienes vinieron a Guatemala para impartir talleres y calificar dos concursos que eran parte del congreso—, Luis Miguel puso en evidencia el potencial de jóvenes músicos centroamericanos.  Los ganadores, Carlos Galdámez, Vicente Moronta, Jordán Mora y Wilver Villacinda tendrán razón de sentirse orgullosos por este reconocimiento y el auspicio de las casas fabricantes de instrumentos que apoyaron materialmente el certamen.  El recital de clausura tuvo su momento alto en la presentación de un octeto de Mozart, junto con varias muestras (un tanto pasadas de añejas) donde infortunadamente estuvieron ausentes el siglo XX y la música guatemalteca.  Como sea, el resumen es el de una excelente labor.

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