Escenario

Payasos comparten el arduo y alegre arte de hacer reír

Con sus peculiares narices rojas, rostros blancos, pantalones holgados, zapatos grandes y vistosas prendas, los payasos mantienen una larga tradición de risas y anécdotas.

Los payasos en Guatemala es una profesión que requiere esfuerzo, sacrificio y mucho humor. (Foto: Ángel Elías)

Los payasos en Guatemala es una profesión que requiere esfuerzo, sacrificio y mucho humor. (Foto: Ángel Elías)

CIUDAD DE GUATEMALA – Estos personajes siempre tienen una sonrisa o broma bajo la manga. “Somos personas que aprendemos a reír aunque estemos tristes”, comenta el payaso Splash, de 17 años, quien lleva dos presentándose en shows para divertir a grandes y chicos.

“Es una experiencia gratificante sentir el cariño de todos los niños, especialmente cuando nos regalan sus aplausos y carcajadas”, agrega el payaso Huguito.

Para quienes se dedican a este oficio, cada día es diferente. “Nos subimos a buses, nos llevan, nos traen de eventos, vamos a lugares caros y sencillos y la experiencia es inolvidable”, indica la payasita Mielita, quien dice tener 15 años de edad… “¡Pero al cubo!”, bromea Splash, durante la entrevista.

El arte de hacer reír es una labor que requiere de compromiso. (Foto Prensa Libre: Ángel Elías)

La vida de payaso, en apariencia, es una fiesta completa. “Siempre nos preguntan si alguna vez estamos tristes. Claro, pero en esta profesión debemos mantener nuestros sentimientos fuera. En una función que dimos en Zacapa, previo a mi presentación, me llamaron para avisarme que una tía había fallecido. Di mi función, los pequeños se divirtieron, y luego regresé a la ciudad al funeral”, recuerda Splash.

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SIN HORARIO

Para el payaso Pititi, con 10 años de experiencia, este oficio es demandante; no hay hora para trabajar, y los fines de semana son atareados.

“Siempre ando vestido de payaso; a veces me toca ir a los centros comerciales con mi esposa, y los niños se me quedan viendo. Siempre los saludo para que no pierdan la ilusión”, agrega.

Esta profesión también encierra muchos peligros. “Nosotros tratamos de tener referencias de los lugares a los que acudimos ya que nunca sabemos a qué nos enfrentaremos”, dice Mielita.

Pipiti es un payaso con 10 años de experiencia en el mundo Clown. (Foto Prensa Libre: Ángel Elías)

EDUCACIÓN

Por muchos años, los payasos tuvieron una formación informal. Ahora existen talleres, foros, conferencias y hasta un encuentro internacional de payasos para aprender sobre el arte de hacer reír.

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“Al encuentro internacional acuden decenas de payasos de diversos países de Latinoamérica. En este se aprenden nuevas técnicas de maquillaje, vestuario e improvisación”, explica Pititi.

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