Según el Atlas danzario del antropólogo Carlos García Escobar, hay más de 200 danzas vivas en el país; a menudo, algunas son versiones locales de guiones como Cazadores y Venados, pero también hay bailes rituales únicos, como la Paach, en San Marcos, que representa un ritual de bendición para los granos de la siembra o el descenso de espíritus del cielo mediante el Palo Volador.
Todas son caleidoscopios que se alínean, giran y se recombinan en múltiples maneras, sin dejar de ser, cada una, un auténtico símbolo guatemalteco.