¿Qué recomendación daría para atraer más inversiones?

No voy a dar ninguna recomendación porque sería pretencioso de mi parte. Lo que debemos hacer es compartir experiencias y no cometer los mismos errores del pasado. En ese sentido creo que uno de los grandes obstáculos es el aspecto de la integración. En el caso de América del Sur, el Mercosur funciona a medias.

Desde 1990 establecimos acuerdos de desgravación con otros países, lo que ayudó a la economía. Con Centroamérica se firmó un Tratado de Libre Comercio en 1999 y cada país lo fue aprobando en los siguientes años.

¿Cómo se puede llegar a la integración?

Lo que vemos frente a nosotros es la globalización y la competencia con Estados Unidos, Canadá y Asia. Cada país compite no con el sector privado sino con el mundo. Si no nos unimos será muy difícil.

Chile cuando firmó el Tratado de Libre Comercio con China sabía que no le interesaba solo un país, ellos ven más allá y tienen una visión de nosotros como región.

¿Qué aspectos toman en cuenta los inversionistas?

La seguridad jurídica; es decir, que un país no cambie las reglas del juego. Significa también que hay confianza en las instituciones.

Los inversionistas también están interesados en los países en donde se pueden formar empresas muy rápido; por ejemplo en Chile, estas se forman en 24 horas. Otro punto es la corrupción. América Latina tiene los países más corruptos del mundo.

¿Cuánto ha invertido Chile en otros países?

Las empresas chilenas han invertido en los últimos años US$70 mil millones en el mundo. Comenzó fuertemente en los años 1990 en Argentina y en los países limítrofes.

Ahora también vemos que existe mucho interés en Centroamérica.

El otro punto es la asociatividad público-privado; no se puede pedir que todo lo haga solo uno de los dos, deben ser complemento.

¿Qué proyectos público-privados tiene Chile?

Tenemos en sectores de energía, puertos, infraestructura y aeropuertos.

Pero la idea también es que el sector privado pueda invertir en servicios. Nosotros lo regulamos con una ley que inspecciona estos acuerdos que se hacen por concesión. Chile también depende mucho de la minería.

¿En qué forma su gobierno transformó la economía de Chile?

Yo encontré el país con un 36 por ciento de pobreza. El aporte del sector privado en caminos, puertos, aeropuertos, sector sanitario y energía, ayudó a que eso disminuyera pues el Gobierno ahora se dedica a lo importante que es la educación y salud de las personas.

Ahora tenemos cárceles y dos hospitales concesionados. El concesionario construye y mantiene el lugar funcionando, pero en las cárceles el Gobierno sigue administrando a los guardias.

¿Recomienda para Guatemala las concesiones?

Sí, soy firme partidario de eso. Estoy seguro de que en el Investment Summit también buscan ese tipo de alianzas los inversionistas. De esa manera el Estado puede cumplir con su obligación que es salud, educación, vivienda básica y pobreza. Por lo menos en Chile funciona.

¿Cómo afronta Chile conflictos sociales con la minería?

Los conflictos están en todas partes porque la ciudadanía está más empoderada que antes. Cuando yo asumí apliqué una política ambiental.

Ese es un aspecto clave, porque las comunidades protestan por el problema de la invasión del territorio. Se deben establecer mesas de diálogo, pero al final las inversiones se deben hacer.

La clave es que si la empresa no cumple con el aspecto ambiental, debe enfrentarse a los tribunales.