Lleva ocho años de castidad. Creó una organización de beneficencia y viaja por el mundo dando conferencias acerca de los valores religiosos. Pregona su testimonio de cómo salió de un ambiente, quizá vacío y hedonista, a uno responsable y comprometido.
Su ejemplo lo trae a Guatemala, en donde ha tenido eco su mensaje.
Contagiados por esa experiencia, ayer se dieron cita en el Domo Polideportivo de la zona 13 unos siete mil jóvenes de todo el país, para tomarse en serio el mandato religioso de llevar una vida pura antes del matrimonio.
Junto a Verástegui vinieron también Karime Lozano, actriz mexicana residente en Los Ángeles, y el científico argentino Ricardo Castañón, quien diserta sobre los milagros eucarísticos que ha estudiado.
“¡Pero no es nada nuevo!”, expresó Javier Aguilar, de 21 años y uno de los organizadores del primer Congreso Nacional de Jóvenes Católicos.
Según Aguilar, la crisis en la juventud tiene como causa haber adoptado una vida sin responsabilidad, ausente de valores, que conlleva consecuen-cias lamentables.
Embarazos no deseados, paternidad irresponsable y abortos son tres argumentos suficientes para alejarse del sexo, al menos mientras llega la “pareja ideal”, y con ella, el matrimonio.
“A mí no me hace falta el sexo. Mi placer yo lo vivo con Cristo, y cuando estoy débil, él me recupera”, refirió Aguilar.
Miedo a la castidad
María Victoria Juárez Cerezo, 21, expuso que las personas le tienen miedo a la castidad. “En la sociedad todos ven mal tener relaciones sexuales antes del matrimonio, pero nadie lo practica”, dijo.
De acuerdo con esta joven, el amor y la sexualidad tienen una relación cercana, y su proyecto de amor, de una vida en pareja, va encaminado a llegar pura al matrimonio.
Si se ve desde esa sintonía, está bien. Al menos para la sexóloga Yosahandi Alcalá Díaz, quien sostiene que la juventud no puede esconder una realidad más evidente sobre la libertad sexual. Si se ve desde una óptica de salud, la castidad es buena decisión, manifestó.