VENTANAMéritos de FUNDAL

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Helen Keller, la famosa escritora, filántropa y conferencista de talla mundial, fue sorda y ciega. Ella expresó con frecuencia: ?Quien no ve que la felicidad es una fuerza importante en el mundo desconoce la esencia de la vida?. Sin embargo, yo me hago estas preguntas:

¿Cómo puede encontrar momentos de dicha y de felicidad una persona que no oye, ni mira? ¿Cómo se le rescata del pozo oscuro y silencioso en el que vive y se libera su espíritu? Por difícil que sea el problema de la sordoceguera, la respuesta es ésta: un sordociego es feliz si logra comunicarse con el mundo que le rodea.

Helen Keller venció su invalidez y descubrió el enorme potencial que poseía gracias al amor de sus padres y de una maestra extraordinaria, Ann Sullivan. Ellos encauzaron la fuerza de su carácter, guiaron su inteligencia y estimularon su generosidad. Helen se convirtió en una lección para la humanidad. Su historia se repite cada vez que algún niño o niña vence a la sordoceguera.

En Guatemala este es el mérito de FUNDAL. En octubre del 2001 llegué a una sencilla habitación que alquila la familia Hernández. Vi a un niño delgado sentado en una silla blanca de plástico. Lo recuerdo con su pantaloneta oscura, una camiseta rayada azul y blanco, y descalzo.

Una señora le daba de comer en la boca. ?David no mira ni oye. Tiene ocho años?, me dijo. El niño emitía grititos y se movía como si estuviera atado a la silla, aunque no lo estaba. Pregunté dónde estaban sus padres, y la señora respondió que estaban trabajando.

Su mamá, Rosa, trabajaba en una maquila. Su papá, Jeremías, lavando carros. ?¡Qué niño más bello?, pensé, y me dolió el corazón. Sus ojos grandes y negros, con pestañas sedosas, tenían la mirada perdida, pero su cuerpo vibraba. Se le notaba la energía contenida. Supe que tenía que ayudar a David de alguna forma.

Como un milagro inesperado encontré a la Fundación Guatemalteca para Niños con Sordoceguera Alex- FUNDAL. Me conmovió su historia. Esta institución fue fundada en 1998 por Helen de Bonilla.

Helen encontró a Alex, un niño sordo y ciego, en un orfanatorio y lo adoptó. Ella y su familia buscaron ayuda en el extranjero. La organización Hilton-Perkins, en Estados Unidos de Norteamérica, que se especializa en capacitar a niños con sordoceguera, les brindó el apoyo que necesitaban. Al regresar a Guatemala, Helen decidió crear un Centro Educativo para rescatar a quienes viven sumergidos en el silencio y la oscuridad de la sordoceguera.

Desde hace un año, FUNDAL recibió cálidamente a David. Y, como Helen Keller, ha encontrado dos apoyos increíbles, su madre y las maestras de FUNDAL. La historia se repite.

Rosa no dudó en dejar su trabajo. FUNDAL tiene como requisito indispensable que todo alumno debe ser acompañado por un familiar durante su aprendizaje. Rosa le ha infundado a David su espíritu de lucha. Ella no desfallece fácilmente.

David nació completamente sano, el 16 de agosto de 1993, en el hospital Roosevelt. A los ocho días sufrió una infección en la piel. David permaneció internado en el Roosevelt durante un mes. Cuando Rosa, finalmente, pudo sacarlo, la enfermera le dijo fríamente: ?Su hijo no será como los demás niños.

Tuvo hemorragia cerebral y el nervio óptico le quedó atrofiado?. Durante cinco años Rosa visitó distintos médicos. Ella siempre guardó un rayo de esperanza… Hasta que lo encontró en FUNDAL.

?Fíjese, me comentó Rosa con alegría, que a los quince días de llevar a David a FUNDAL ya había aprendido a comer solito. Antes en la casa le dábamos la cuchara y la tiraba. A mí me entraba la angustia de que no comiera y por eso le dábamos en la boca. Ahora, él mismo prepara la mesa y coloca sus alimentos en el plato. Nos indica cuando quiere ir al baño y se viste solo. Le encanta jugar en el columpio. David ya tiene otra cara?.

El mérito de FUNDAL es que cada uno de los 34 casos de niños y niñas que atienden actualmente es una lucha contra lo invencible.

Se cree que en Guatemala hay 2000 personas sordas y ciegas que no reciben ayuda. Llame a FUNDAL si conoce a alguien que necesita apoyo en la ciudad capital o en el interior del país. Puede ayudar como Padrino, con una donación, y no se olvide de comprar un número de la Rifa que se llevará a cabo el 6 de noviembre. Teléfonos: 434 7823 y 434 7934.

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