Las continuidades que no quiero

 la necesidad de continuidad, expresada además en la idea de que la posibilidad de reelección presidencial debiera discutirse. Siendo que la Constitución misma lo prohíbe y hasta la discusión del tema la sanciona el Código Penal, es francamente reprensible que dos presidentes de organismos del Estado y un ministro se hayan atrevido siquiera a dar declaraciones públicas al respecto.

No es para menos: siendo nuestro país uno con una historia plagada de sujetos que se han aferrado por décadas al poder, ejerciéndolo despóticamente en contra del bienestar de la mayoría de la población, no fue en balde que, en su momento, este artículo pétreo fuera incorporado nuevamente en la Constitución de 1985. Una que aspiraba, al menos en papel, a conducirnos a ser, eventualmente, una sociedad democrática, donde la alternancia en el poder fuera el signo visible de un sistema político vigoroso, no del fallido que ahora tenemos.

Quiero, no obstante, pedirle que se pregunte críticamente: ¿qué cosas quisiera usted que realmente continuaran? Y si poco se le ocurre, piense al menos: ¿cuáles cosas están amenazando la viabilidad de la Nación, el presente y futuro de nuestras familias y no quisiera que continúen?

¿Serán acaso las concesiones de los bienes del Estado en negocios poco claros, que permiten que empresas privadas se enriquezcan desmesuradamente, mientras el Estado sigue crónicamente desnutrido? ¿Fuerzas de seguridad que actúan en contra de la ciudadanía en lugar de defenderla, sea porque son delincuentes o bien, ejerciendo su fuerza en contra de poblaciones y comunidades que reclaman su derecho a la vida, la propiedad y el desarrollo? ¿Quieren ministros que se hacen los desentendidos de los grandes clavos y negocios que se incuban en sus carteras, o que emplean sus empresas para prestarle servicios al Estado? ¿O ministros que, desatienden a la Contraloría General de Cuentas? ¿Quiere que sigan las compras sin licitar, cuando han tenido dos años y cuatro meses para cumplir con procesos según la ley de compras y contrataciones?

¿Quieren continuidad en el deterioro de la cobertura educativa? ¿Seguir con un sistema público de salud en trapos de cucaracha? ¿Gente con hambre y niñez crónicamente desnutrida? ¿Un Minfin que ya ni siquiera es capaz de formular un presupuesto coherente? ¿Quieren continuar con una SAT intervenida, que no recauda lo que ofrece, a pesar de que el crecimiento de la economía no ha mermado según el Banguat?

¿Qué resultados concretos nos deberían motivar a pedir más de lo mismo? Y no me refiero únicamente a la continuidad de uno u otro partido. Ya es hora de dejar los mitos atrás: las políticas públicas que han estado vigentes los últimos 20 años han caducado, tanto por su contenido como porque ya no hay Estado para ejecutarlas debidamente; los burócratas calificados son una especie en vías de extinción; ¿por qué no invertir mejor el tiempo en comenzar a luchar por la reforma administrativa del Estado?

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