Lo limpio se nota

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que, traducido en lo que se mira, es “pasarla bien pero a mi manera”. No estamos para discutir lo correcto o apropiado de lo que se hace, pero sí observar la conducta de todo el año se extrema en estos días en calles, balnearios, o donde el ciudadano decide estar, la conclusión es basura y más basura y esperando que otro la recoja.

Algo que se ha visto a diario: alguien con una chaqueta verde y una escoba en mano recogiendo la basura de la calle, y alguien en vehículo o caminando, tirando basura como que dijera “yo le creo más trabajo; usted nunca estará desocupado”. Creo que ver esa gente no es generar más basura, sino más bien evitarla.

Claro está que hay quienes, dentro de su planificación, tienen previsto que una vez termina la actividad, el paseo o bien lo que hacemos, juntamos las cosas y dejamos todo como antes. Pero no nos llamemos a engaño, la mayoría es lo contrario, y no solo esto, sino también el no cuidar el medio evitando la basura, también no cuidan el lugar, dejando daños que muchas veces son irreversibles.

¿Cómo corregir este mal nuestro tan arraigado y tan conocido aun de los que nos visitan? Es muy sencillo el remedio para corregir. Donde usted estuvo y como dejó el lugar es el que sus herederos estarán, si es que sobreviven, porque no sería extraño que la muerte los sorprenda por una simple dejadez mía.

Permítame una simple ilustración que nos pueda visualizar, sin el interés de acusar a nadie.

Uno termina degustando una fruta de las tantas que Dios ha bendecido nuestra tierra y que en el camino por donde caminas se te ofrece y nada cuesta detenerse unos minutos y satisfacer el paladar.

Pero la cosa cambia porque al terminar, la cáscara o la pepita, como no la consumo, la tiro y sigo caminado como si nada pasó. El prójimo que venía detrás, no viéndolo lo pisó, y el final fue que si sobrevivió está enyesado y con muletas porque simplemente tuvo el gusto de seguir mis pasos con la diferencia de que lo que estuve disfrutando, a él le tocó la peor parte del accidente.

Cuál es la diferencia si mis hijos regresan a las playas donde estuve este fin de semana o bien el parque o lugar de paseo y nadie lo limpió porque yo no lo pagué y la persona que asignaron no llegó pero los míos sí llegaron, solo para recibir el daño de lo que yo hice porque no pensé más que el buen momento que fui a vivir sin la mínima responsabilidad de dejarlo como lo encontré, cuando debería ser correcto dejarlo mucho mejor de lo que me lo dejaron a mí para que estemos en una mentalidad de progreso.

Amigos míos, no importa qué candidato le guste y vote por ellos, o con qué regalo me logren persuadir para votar por ellos, la escoba la tenemos que usar nosotros en nuestro diario vivir para que tengamos un entorno limpio como esperamos tener nuestra alma, con la que vivimos. Favor, empecemos ayer para que mañana no lamentemos.

 samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.