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Comer sano fuera de casa

Si la persona es un trabajador que todos los días tiene que comer fuera de casa, debería tener en cuenta algunos consejos sencillos para que el restaurante no se convierta en enemigo de su báscula.

“El porcentaje de gente que aumenta de peso es mayor entre quienes comen fuera de casa”, reconoce el doctor Diego Bellido, endocrino y especialista del centro de investigación en red CIBERobn. En su consulta, es más habitual que ganen más peso aquellas personas que se ven obligadas a comer cada día en bares y restaurantes.

Este tipo de comida suele estar más aderezada que en casa, las raciones son más grandes y se acompañan con alimentos fritos. Por ello, especialistas brindan algunos consejos que pueden prevenir una ganancia de peso innecesaria:

Incluir siempre que pueda verduras y hortalizas

Evitar los fritos, que son hiperenergéticos; los alimentos al vapor, a la plancha o al horno pueden ser buenos aliados

Tratar de evitar los guisos pesados. Las legumbres, mejor en ensalada y, si no, sin aderezos cárnicos, ricos en grasas.

En caso de duda, eligir mejor pescado que carne, porque suele tener menos grasa.

Combinar las proteínas del plato principal (carne, pescado o huevos) con una guarnición de verduras.

Optar siempre que sea posible por fruta fresca como postre.

Acompañar las comidas con agua y no bebidas gaseosas.

Huir de las salsas y mayonesa y no olvidar los cereales (pastas) y mejor si son integrales.

Victorina Aguilar, catedrática de Nutrición de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), indica que la primera elección que debe hacer el consumidor es la del establecimiento. “Debe ser de confianza, con productos de calidad, que utilice buenos aceites”, dice. A partir de ahí, es perfectamente posible mantener una dieta equilibrada fuera de casa, siempre que se combinen alimentos frecos, frutas, verduras, legumbres, pescados y, en menor medida, carnes, según el sitio elmundo.es

Para quien prepara su comida en casa, se proponen algunas reglas indispensables de la cocina sana, creadas por la nutricionista estadounidense Bonnie Taub-Dix en su libro Leer antes de comer.
No “maltratar” las verduras. Si se cocen o cocinan demasiado, puede hacer que algunas de ellas pierdan parte de sus vitaminas y minerales esenciales. Cocinarlas al vapor o hacerlas a la plancha puede ser una buena idea.

Lavar las verduras enlatadas. Al aclarar los vegetales en conserva se puede eliminar hasta el 10 por ciento del sodio que contienen.

Retirar el salero de la mesa. Las estadísticas muestran que la mayor parte de la población adulta consume más sal de la recomendada, en parte debido a los productos industriales. Acostumbrar a su paladar a los alimentos menos condimentados.

Cuanto más refinadas están las harinas, menos contenido en fibra, hierro y otras vitaminas tienen. Elegir siempre que sea posible pan, pastas y arroces integrales.

Siempre virgen extra. El aceite de oliva debe ser un ingrediente esencial en la mesa.